Escondidos
entre las pestañas
del
silencio
que
cubre con sus manos
de
plumas
los
ojos de la madrugada…
Mis
besos
encendidos
como la hoguera
que
arde
en la
chimenea de mi corazón
vence
el
miedo que acosa en la distancia
la
pasión
enfermiza
del amante celoso
y apaga
su
fuego eterno, en la fuente
de miel
que
nace en cada esquina de tu boca.
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