Cuando
las musas te abandonan
y
las palabras se esconden
en
los armarios del pensamiento…
Hay
que contar hasta treinta.
Quitar
las telarañas de los ojos
y
buscar con paciencia
en
los rincones donde el olvido
habita
agazapado
como
un león esperando su presa.
Hay
que buscarla en las olas
que
bañan las arenas de las playas.
En
las puestas de sol
que
desaparecen en el horizonte
dejando
una herida
en
el vientre vacio de la tarde.
En
el beso apasionado de un reencuentro
propiciado
por el celestinaje de los dioses
o
en el fuego de una caricia
que
recorre curiosa cada poro de tu piel
y
muere
en
el gemido de un rio de pasión.
Cuando
las musas te abandonan…
Hay
que encontrarlas
y
morir de amor encada rincón de su boca.