Con la resaca de haber vivido una noche
de locura enfermiza…
Abriste un hueco en el vaho del espejo
del baño,
(que parecía un bosque encantado)
y contemplaste con tristeza
las ojeras de la soledad reflejada en tu rostro.
Desnuda de ropa y autoestima
el agua
de la ducha resbalaba sobre tu cuerpo
mientras
que tus manos frotaban con rabia tus labios
y tus nalgas
como queriendo borrar
el sabor amargo de las caricias recibidas.
La luz del sol acariciaba los labios del amanecer…
Y la incertidumbre
el vacío que inundaba cada rincón de tu alma…