COMO PEQUEÑAS MARIPOSAS

 Como pequeñas mariposas nacidas en primavera

tus la grimas

besan los labios oscuros de la madrugada

y arrastran prendida entre sus volantes

el calor de una caricia
que oculta entre las alas de una gaviota

se perdió para siempre entre las olas del mar...

Como pequeñas mariposas nacidas en primavera

tus lágrimas
duermen abrazadas a la cintura de un sueño

que quiere sujetar entre sus manos

la ternura de una caricia

y en su boca la pasión y el calor del último beso...

LAS VENTANAS DE MI CORAZÓN

 Las ventanas de mi corazón, hoy al igual que ayer

cuando la lluvia

jugando al mus era nuestra mejor aliada…

Yacen en el suelo: sin cristales, sin cortinas

y sin persianas
que sujeten las alas del viento que hasta mi boca
tu recuerdo trae.

Mis manos vacías de agua y de sol, en la quimera
de un sueño roto o no cumplido

aprietan con fuerza las nalgas de una mañana

que escondida entre las sombras de un almanaque

tranquilamente su pelo peina.

Mientras, mi corazón sin latidos que su presencia

delate
sentado a los pies de la cama, desayuna las últimas flores.

SUJETO CON FUERZA

 Sujeto con fuerza a los amarres 

de las guindolas
que de tus ojos al vacío cuelgan…

Hoy he vencido el miedo al vértigo
que tu risa provoca en mi alma

y he cruzado el puente
que separa tu corazón y el mío.

Oculto entre las sombras
que a los pies de los naranjos
la tarde derrama…

He dibujado tu nombre en la madera

de un banco del parque
y he guardado en un bolsillo
del viento
un poema de amor de Antonio gala.

SUJETO A LOS NEGROS CABELLOS

Sujeto a los negros cabellos

del corazón

de la tristeza,

rumio las horas interminables

de unas noches

donde dolor  y oscuridad

se abrazan
mutuamente

contemplando las manecillas

de un reloj,
que ha parado

su eterno caminar,

cansado de tanto herir el tiempo.

SEÑORA

 Señora, en su cara se refleja

la belleza
de una rosa en primavera
y la tristeza

de esas tardes de invierno
donde el frío
baña las nalgas de la soledad…

Señora en su cara anida

en el corazón de la tristeza
llenando

de melancolía y recuerdos
los cajones vacíos

de las ilusiones que sujetan

entre sus manos

las ramas rotas

de los viejos naranjos del alma…

QUERIDA AMIGA

                           

Querida amiga, tú sabes que el amor 

que yo siento por ti

es muy parecido al que sienten
los alpinistas por la cuerda mágica
que  los sujetan suavemente

a los pechos generosos de la vida.

Por eso me extraña que la belleza muerta

de una rosa amarilla

escaneada

en un papel junto a un poema de amor

te hagan dudar de la pureza de mis sentimientos

y del buen gusto de tu mejor amiga.

 Pero quiero que sepas, que tus celos infantiles

más que de enfados

llenan de alegría todos los rincones

de mi corazón

que cautivo de tus caricias, con una sonrisa

juguetona y libre
como los pensamientos del Che,

cada madrugada muere

entre tus brazos, como un guerrillero de la paz.

HOY, NI ESCRIBIR PUEDO

Hoy, ni escribir puedo… La inspiración

en top les se fue a pasear por la arena

de la playa,

buscando el placer carnal que nunca tuvo.

Las teclas de mi viejo ordenador

se resisten a mis dedos
como una jovencita

se resiste al primer beso de amor.

Enciendo un cigarrillo… Paseo nervioso

de un rincón a otro de mis pensamientos,
apago el cigarro y sigo paseando...

Nada, hoy ni escribir puedo…  La tarde

va muriendo lentamente

y sigo sin escribir ni un solo verso.

Quizás la inspiración haya encontrado

un nuevo amor, o se haya ido de copas

con algún grupo de turistas
por el paseo marítimo... Hoy, ni escribir puedo…

VEINTE AÑOS DE CARICIAS TARDE

Con veinte años de caricias tarde

y el cabello

vestido de blanca luna...

A tu vida llegue como el polen

que en los labios del viento

amante se vuelve.

Como las olas del mar que llegan

casi en volandas

dormidas

entre las nalgas de la noche

y se abrazan  desesperadas a las rocas

para hacer eterno el beso…

Perdido en la extrema calidez

de tus brazos,

a tu vida llegue: Con el cabello

vestido de blanca luna

y veinte años de caricias tarde.

CON EL CORAZÓN ROTO

Con el corazón desnudo y roto

por el dolor de tu ausencia
y los bolsillos

llenos de nuevas esperanzas…

Cada noche duermo sobre un lecho

de nuevas ilusiones

abrazado al recuerdo de tus caricias
que juguetonas se esconden

entre las nalgas de un suspiro

que al esconder

juega entre los brazos de la soledad…

COMO LA SAL

Como la sal que diluida

en el vientre del agua

el encanto

de su cuerpo pierde…
Entre los  fondos marinos

de tu boca

mis labios rojos de pasión

arden
y un enjambre de caricias

blancas

como mariposas que a soñar

invitan

sobre los naranjos vuelan...

Vuelan sobre los naranjos…

Vuelan… Vuelan… Vuelan…

OCULTO ENTRE LOS PLIEGES

Oculto entre los pliegues generosos

de la almohada
que cada noche acaricia tú pelo…
El recuerdo de tu ausencia,

cada mañana de otoño
derrama el café en mis manos vacías
y trae hasta mí el sabor a hierbabuena

que en mi boca dejaron tus besos…

Dormido en el último rincón del edificio

donde habitan  libremente los sueños…

Sobre tu vientre desnudo

me invento un lecho de telarañas

mientras que tus caricias,

como pequeñas gotas de rocío
entre las ramas del viento juguetonas cuelgan…

ESCONDIDO EN TU SONRISA

Escondido en tu sonrisa de ojos azules…

Un llanto amargo envuelve de tristeza 

las seis cuerdas de la guitarra

y susurra bajito al oído del sueño

el concierto de Aranjuez.

Asalta con un beso clandestino

las ruinas de una iglesia vacía
y cada madrugada ocupa ilegalmente

la casa  que acoge en su intimidad

los suspiros rotos de tu corazón enamorado.

Escondido en tu sonrisa de ojos azules…

TUS LABIOS

Tus labios junto a los míos

cosidos

entre si por el mágico aliento

de un leve jadeo…

Cada noche inunda de calor

tus mejillas y de gozo
el alma de una rima curiosa

que atrevida

levanta los vuelos de tu falda

y se esconde entre tus piernas

que son como dos gaviotas

desnudas de pudor

esperando una caricia clandestina.

EL AMOR NUNCA FUE PLATO EN TU MESA

El amor nunca fue plato en tu mesa…

Ni en tu cama
el viento fue gemido que hiere

con las uñas
la espalda del amante nocturno
que desaparece

en el sombrero de la madrugada.

En tu patio jamás dio flor el almendro

ni el jilguero bajo hasta tu boca

para dejar en tus labios

el dulce sabor de un beso clandestino.

El amor nunca fue plato en tu mesa...

Y la soledad

cada tarde se pierde entre las rosas

y los claveles de tu bello jardín

con un manantial de lágrimas en los ojos 

y en las manos

el inmenso vacío de las caricias que nunca tuviste.

TU RISA ALEGRE

Tu risa alegre como unas castañuelas

en Abril
cuelga de los grises cabellos del aire…

Ondea libre sobre les olas del mar

como el mendigo

que cada noche

duerme en la esquina de mi calle

Oculta su falta de caricias amorosas

entre los brazos generosos

de una estrella errante
mientras que un sueño de besos

encendidos

apaga el fuego de su pasión

entre los pliegues amarillos

de una mañana que volverse niña quiere.

Baja hasta el canal de tus pechos

que son como un fruto

apenas maduro por el sol
y envuelve los ojos de la tarde

de olor a naranjos y efímera juventud…

HOY HE VISTO TU MIRADA QUIETA

                            

Hoy he visto tu mirada quieta

posada en el silencio
tus lágrimas enredadas en la soledad.

Por unos momentos pensé
en la inocencia
en aquellos paseos al oscurecer
donde descubrimos como el pino
desnuda las nalgas de la noche.

Creí ver el agua…
El agua clara de aquel riachuelo
donde nos entregábamos desnudos
a los besos de la corriente.

Hoy, el agua no corre, todo está quieto.

EL DESEO DE AMARTE

 Condenado a cadenas perpetúa por la mágica

sensualidad que sobre mis manos derrama

el manantial inagotable de tus caricias…

Cada madrugada, me despierta la lluvia eterna

de tus recuerdos

y eleva mis deseos de amarte
a un lugar

donde los sueños duermen abandonados,

entre las pestañas rebeldes de un suspiro laico

que adorna con los lunares

de sus volantes las nalgas de la primavera.

Eleva mis deseos de amarte, a un estado alterado

de conciencia

donde el eco sin voz de tu mirada

se pierde entre las cuatro paredes de un corazón

de piedra

y mis manos vacías de calor, se abrazan

desesperadamente

a los labios inquisidores de un adiós sin retorno...