Cada
mañana la luz del sol, derrama
sobre
mi piel curtida
a
golpes de sudor y de hambre
la
ternura de un beso
que de
mi existencia nunca supo.
Como un
clavel abandonado
en el
tiesto de una maceta rota
mis
manos vacías de futuro
y
esperanzas
abren
una flor de incertidumbre
en el
vientre desierto del futuro
mientras
que tu risa
pintada
al oleo sobre las nalgas de la noche
se
pierde
en la
garganta oscura de una mina de sueños…