Hoy mi querida amiga, quiero
decirte con la mano
puesta sobre el cálido vientre
de los poemas
de los que tú fuiste la
inspiración y la musa;
Que no se si algún día podre
pagarte con mi amor
toda la felicidad que me
diste, envuelta
en esa ternura tan
maravillosa que tú intentas ocultar
detrás de una mascara de
indiferencia y orgullo…
No sé cómo poder podre
pagarte que tu imagen
estuviera en cada tecla de mi ordenador
guiándome en todos y en cada
uno de estos versos
que conforman un ramillete
de poemas tan grande
que nunca pude imaginar que
yo pudiera escribir.
No sé cómo podre pagarte el
manantial de sensaciones
que convertidas en plumas de
hormigas,
subían desde los pies a la
boca, abriendo un hueco
en lo más profundo de mi corazón,
para quedarse como un ocupa
por los siglos de los siglos.
No sé cómo podre pagarte,
que en los momentos más
difíciles de mi vida,
tú fueras el pilar
donde siempre me apoye, para
no perderme
en ese mar oscuro y terrible
al que llamamos depresión.
Gracias mi querida amiga
por darme los mejores
momentos de felicidad…