Intentando
poner al mal tiempo
una
sonrisa
de
carmín barato y a los recuerdos
un
cristal opaco y aislante…
Cada
madrugada oculto las tripas
de mi
dolor
entre
las nalgas de unos versos
amables
y tiernos
para
que alivien con su pócima
mágica
la
tristeza que invade mi corazón
desde
que tú dejaste grabado
sobre mi
piel
el
perfil más duro de tu ausencia.
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