Condenado
a cadenas perpetua por la mágica
sensualidad,
que sobre
mis manos derrama
el
manantial inagotable de tus caricias…
Cada
madrugada
me
despierta la lluvia eterna de tus recuerdos
y eleva
mis deseos de amarte
a un lugar donde los sueños duermen
a un lugar donde los sueños duermen
abandonados
entre las
pestañas rebeldes de un suspiro laico.
Un
suspiro que adorna con los lunares
de sus
volantes
la suave
redondez de tu cintura
y el
mágico
encanto
que envuelve los ojos de la primavera...
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