Ya no es un hombre... Solo es un trozo
de vieja historia
que navega a la deriva
por el oscuro vientre de los recuerdos.
Su pelo cano,
mudo testigo de los azotes del tiempo
envuelve
de silencio los ojos de la mañana
y baña
el nuevo día de olor a versos y leyendas.
Cuando recuerda su niñez
brotan de sus mejillas manantiales
de añoranzas y baña
con sus recuerdos las nalgas de la inocencia.
Ya no es un hombre... Solo es un trozo
de vieja historia
que navega a la deriva
por el oscuro vientre de los recuerdos.
Una diminuta semilla,
que engendra en los surcos de la vida
el maíz de la conciencia.
Un pino
que se abraza desesperado al susurro del viento.
Un río anhelante de realidades
desbordado
por los amargos caminos de la irrealidad.
Ya no es un hombre... Solo es un trozo de vieja historia.
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