Una madrugada fría de noviembre caíste
del cielo.
Pero antes de caer le robaste al Sol
toda su energía
a la luna todo el misterio que guarda
en su vientre
y al universo todo su esplendor
y belleza
para mostrarla al mundo reflejada en tu cara.
A la noche
le robaste su mágica y profunda
oscuridad
y a las estrellas el brillo oculto de sus ojos.
A los faros huérfanos de los puertos
le robaste la luz
que en las noches de tormentas
ilumina
los caminos a los marineros que regresan
a sus casas
buscando el amor y el cariño de sus gentes.
Una madrugada fría de noviembre
caíste del cielo…
Y llenaste de luz y color el rostro de la mañana.
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